El amor verdadero, mitos y visión científica
I never was attached
to that great sect
Whose doctrine is
that each one should select
Out of the crowd a
mistress or a friend,
And all the rest,
though wise and good, commend
To cold oblivion;
though it is the code
Of modern morals, and
the beaten road
Which those poor
slaves with weary footsteps tread
Who travel to their
home among the dead
By the broad highway
of the world, and so
With one chain’d
friend, perhaps a jealous foe,
The dreariest and the
longest journey go.
Una buena muchacha, de casa decente
no puede salir, qué diría la gente
el domingo en la misa si saben de ti.
Qué dirían los amigos, los viejos vecinos que
vienen aquí.
Qué dirían las ventanas, tu madre y su
hermana
y todos los siglos de colonialismo español
que no en balde te han hecho cobarde.
Qué diría Dios, si amas sin la Iglesia y sin
la ley,
Dios, a quien ya te entregaste en comunión,
Dios, que hace eternas las almas de los niños
que destrozarán las bombas y el napalm.
Silvio
Rodriguez
Nuestros genes [egoístas], son la explicación
última del amor; hacen que realicemos extrañas
actividades como cooperar entre nosotros para beneficio de la descendencia
–antes de la agricultura, esto sirvió para actividades como comunicarse y cazar
presas grandes, o fabricar las armas necesarias para tal actividad- para que de
este modo, la sobrevivencia [de los genes] sea menos difícil, desde el punto de
vista de los genes solo somos un envase desechable del que se sirven para
buscar pasar [la mayor parte de ellos por lo menos] a la próxima generación
¿por qué no mejorar en la medida de lo posible las condiciones de vida de la
prole? Los genes desde luego no piensan, solo actúan de ese modo, Richard
Dawkins se sirvió de esa ilustrativa metáfora al titular su primer libro “el
gen egoísta”; por eso es que muchos animales una vez
depositados sus huevos mueren, incluso sus cuerpos sirven de alimento a sus
crías; por nuestros genes [egoístas] buscando sobrevivir a toda costa somos como somos, incluso altruistas
[desde el punto de vista de la biología: capaces de hacer un sacrificio sin que
esto nos beneficie en lo más mínimo]. Hoy en día también podríamos colaborar
para crear [cada vez] mejores condiciones de vida para todos los seres humanos,
para un futuro real y no uno imaginario luego de la muerte [lo hemos hecho
suficientemente bien con las computadoras o los teléfonos celulares]. No es el
sexo entre mayores de edad, lo que debería importarle al resto de la sociedad,
sino el producto de tales acciones i.e. niños
y niñas con un sistema nervioso plenamente desarrollado. Contrariamente a esto,
se supone que es la vida “microscópica” es la que más preocupa a los grupos
religiosos, y digo supuestamente porque lo que realmente preocupa a los religiosos
es el sexo, las paupérrimas condiciones de vida que tendrán varias de las
criaturas que se salven de ser abortadas [en Bolivia, en el tercer mundo]
hablan por sí mismas.
Colaborar y pelear con otros grupos [para
defender los recursos escasos o las hembras] ha sido marca de los homínidos
desde que empezamos a organizarnos en grupos. Arthur Schopenhauer en: “El amor
las mujeres y la muerte”, sin conocer una palabra acerca del ADN, analiza el
problema del amor con rigor filosófico, y llega a conclusiones absolutamente
lúcidas aunque cargadas del machismo de su tiempo, observa que son nuestros
instintos naturales: los de preservación de la especie y reproducción, [los que
al fin y al cabo] nos hacen buscar el coito, nos engañan [nuestros genes] lo suficiente
para convencernos de que una persona entre millones es especial y única, y por
ende la búsqueda del amor verdadero [y
eterno] podría concluir con éxito. Casualmente esta es también la
(equivocada) posición de la iglesia cristiana, como (creen que) el amor [uno de los atributos de Dios] es eterno, el sagrado matrimonio puede y debe durar para siempre [hasta que la
muerte los separe]. Ideas ridículas como un Dios eligiendo a dos personas para
amarse en la eternidad y bendiciendo su matrimonio con hijos, y prosperidad,
son la razón por la cual en el mundo cristiano se encierra en jaulas a quien
cometa el atrevimiento de casarse dos veces, en clara oposición a los
musulmanes. Cómo muchos niños y niñas son educados en esta visión de amor
platónico, eterno, inalcanzable, el sufrimiento es inevitable, pues la
realidad, siempre vence a las fantasías.
El matrimonio, 1 hombre, 1 mujer, por el
resto de los días, que no hayan tenido encuentro sexual alguno y que se hayan
mantenido tan ignorantes respecto al sexo como sea posible, fue por siglos el
triunfo de los moralistas, la victoria de las enseñanzas cristianas. Sin embargo, para ver realizada tal visión,
durante cientos de años, la educación cristiana había trabajado para que
innumerables matrimonios se mantengan infelices, para que las mujeres sean
abusadas, golpeadas, o abandonadas, o los hijos-as deban crecer presenciado
espectáculos terribles de violencia doméstica, y otras miserias, como la
disminución perpetua de una madre, ante un padre obligado a fingir un
“matrimonio feliz” por el “qué dirán”. Muchas de estas tradiciones con la
inevitable violencia que conllevan, luchan por seguir vigentes en Bolivia, pero
el avance del tiempo de la ciencia, logra que cada vez se escuche menos a los
religiosos. Sigmund Freud señaló para escándalo de su época [1900] que los
niños sienten atracción sexual por sus madres, las madres, -de aquél tiempo, en
la Europa de Freud- análogamente se enamoraban y dedicaban enteramente a sus
hijos, consintiéndolos en cada detalle, malcriándolos para siempre. Controlando
–además- cada detalle de sus vidas hasta mucho después de casarse cuando
atormentaban a las esposas de sus hijos, sus competidoras por el amor que las
pobres damas de la época habían sido enseñadas a no poder encontrar en sus
esposos; quienes a su vez ocupaban su vida en el trabajo y/o con otras mujeres,
buscando la felicidad que les habían enseñado desde pequeños a no poder
encontrar con sus esposas. La imagen ideal de la época era una mujer deseosa de
tener hijos pero que aborreciera el sexo, que lo percibiera como un deber
marital, nunca jamás como una fuente de placer, el placer era (¿es?) sinónimo
de pecado.
¿Qué pasaría si dejamos de lado esta obsesión
[cristiana] respecto al sexo, si dejamos de lado la explicación como algo:
malo, pecaminoso, prohibido, o útil solo para la reproducción? Por siglos la idea
de que el hombre no podía romper lo que Dios
había unido, consiguió que miles de personas tuvieran que vivir infelices
el resto de sus días, al no poder divorciarse. ¿Qué pasaba cuando tu pareja se
volvía loca [clínicamente]? ¿O cuándo no sabían [o habían ocultado] que tenían
alguna enfermedad venérea, o la contrajeron después? ¿O claro personas que
notan, luego de casarse, que son homosexuales? Entre innumerables ejemplos que
pueden dificultar una unión solo
separable con la muerte y preferentemente entre personas sin experiencia
sexual previa, claramente el divorcio no fue del agrado de la Iglesia. El
[oscuro] filósofo, anota que el amor [aquél engaño de nuestros sentidos]
termina en el momento exacto en que termina el encuentro sexual, Russell señala que sin importar cuántos
años pueda durar aquél [alto] sentimiento, invariablemente terminará, pero que
difícilmente se abandonaría un buen hogar [con años de compañía e hijos] por
perseguir sentimientos pasajeros. La mujer prácticamente durante toda la
historia había sido una carga, un adorno para el hombre casado.
El tiempo encontraría una interesante
solución para que la mujer abandone su condición de carga para el hombre que se case con ella; la guerra [mundial] que
terminó con la vida de millones de hombres, logró que las mujeres de esa época
(en Europa) condenadas a la soltería, busquen un medio de subsistencia que no
implique casarse y criar una familia, además la contienda bélica había probado
que los argumentos tildándolas de pacifistas eran falsos y se las había
recompensado con el derecho a votar por su colaboración en el esfuerzo
patriótico de aniquilar otras naciones. Europa enfrentada con la muerte disfrutó
cada vez más de la vida, las telecomunicaciones y la educación aumentaron, la
amenaza del infierno perdió fuerza, los contraceptivos ganaron popularidad, no
existe una explicación sencilla y única, pero con los años a partir de la
Guerra Europea (llamada también Primera Guerra Mundial), las mujeres también
conquistarían otros derechos como fumar, beber, engañar a sus esposos sin
destruir sus vidas (o sus familias) o vestir pantalones en público [Poco a poco
ya no metían en cárceles a las mujeres que se comportaran “como hombres”].
Tales ejemplos [memes] se esparcieron lentamente por el resto del mundo.
Muchas mujeres, con mayores medios
económicos, encontraron que ya no era preciso cuidar su “honor”, su virginidad,
para entregarla en el lecho nupcial, y luego convertirse en diligentes madres
[el resto de sus vidas]. Los contraceptivos, la ciencia, tuvo mucho que ver en
este detalle, los embarazos, las enfermedades, si se tenía sexo antes [fuera]
del matrimonio ya no eran inevitables. Empezaron los romances sin matrimonio
obligatorio, en detrimento de la prostitución; institución que inevitablemente
emana de la moral cristiana y es compañera inseparable de los matrimonios
largos y felices, además de guardiana del “honor” de las hijas de buena familia. Es gracias a las prostitutas que los
hombres pueden pecar sin culpa alguna, en todo caso la absolución de la esposa
o de la confesión ante el cura son fáciles de obtener, además, ya que las
prostitutas quedan fuera de todo círculo social y deben esconderse ante el
desprecio general, no hay peligro de confrontaciones incómodas. Los hombres que se hayan acostumbrado a
frecuentar prostitutas –escribe Russell-, antes de casarse, quizás encuentren
fría a su poco experimentada esposa, y si encuentra que disfruta el sexo,
quizás la asocien con el pecado, como le han enseñado desde pequeño, con lo
incorrecto [con la fornicación] y la comiencen a tratar como una prostituta; o
todo lo contrario, tratando de apartarla lo más posible de esa imagen de “maldad,
perversidad, etc.”, en cualquier caso, el resultado –de alejarse de la
realidad- no es deseable. La prostituta, [ya sea en países protestantes o
católicos] es símbolo del pecado, de lo prohibido, del mal, etc.; se la condena
a una vida insalubre y a los excesos del alcohol [u otras drogas], ha sido
presa de extorsiones en manos de quienes tuvieron el trabajo de controlarlas o
prohibirlas, durante siglos. Los dictámenes de Bertrand Russell son
fulminantes, la prostituta misma aprende
a despreciarse, obligada (casi siempre por la pobreza) a llevar una vida
contraria a la naturaleza, tan anti-natural como la vida que se obliga a llevar
una monja.
Es seguro decir que mientras exista un alto
valor para este bien, para la virginidad antes del matrimonio, las nobles
guardianas de aquella virtud; las putas, existirán sobre esta tierra. Han sido
envilecidas y tenidas a menos, desde que su oficio dejó de considerarse camino
hacia la unión sagrada con los dioses, [lo divino/ lo eterno] en los templos a
propósito, y empezaron a ser rechazadas y perseguidas por la Iglesia. La disminución de las mujeres a la
prostitución, es sin embargo, causa directa de la moral cristiana, de su
énfasis en el sexo como un pecado que debe ser evitado y [particularmente] en
la monogamia. En la época de Russell, él escribía que la prostitución solo
había subido en Sudamérica, mientras se había reducido en el resto del mundo,
¿por qué habrá ocurrido esto? ¿El resto del mundo se volvía más liberal y los
servicios de una prostituta ya no eran requeridos? ¿El resto del mundo subía
sus ingresos mientras Sudamérica se veía cada vez más empobrecida? Dudo que el
modelo haya cambiado demasiado en nuestros días, salvo que habría que añadir
además muchas más partes empobrecidas del mundo a la cuenta de países pobres
llenos de mujeres pobres que deben prostituirse para sobrevivir.
En la Bolivia de hace casi un siglo [de la
época de Russell], las mujeres también luchaban por sus derechos, entre ellos
el derecho a divorciarse:
Fue el
régimen liberal el que dio en Bolivia el más grande impulso al incremento de la
instrucción de la mujer en las escuelas y liceos; y de toda la obra de don
Ismael Montes fue ésta acaso la más trascendental. (…) No hay, no puede haber,
es imposible que haya cambios radicales en una sociedad cuando las mujeres no
cambian, porque ellas forman el alma del niño y es en el hogar donde primero se
operan las transformaciones más profundas.
La escuela y
el liceo, grandemente impulsados por don Ismael Montes, hicieron su obra. Y la
mujer, al cabo de pocos años, ya instruída, comenzó a darse cuenta de su triste
estado y a querer salir de él. (…) El primer caso en que la mujer boliviana
muestra la revolución de su criterio y de su mentalidad, es, en 1926, cuando se
presenta en las Cámaras el proyecto de divorcio absoluto y, sustrayéndose a la
formidable presión del clero, no sólo no ofrece resistencia a la discusión del
proyecto, como en Cuba y en el Perú, ni se presta a considerarlo como un motivo
seguro de disolución social, sino que pide y hasta exige con el imperio que le
es propio, aprobación de ese proyecto.
En el Perú,
las mujeres se insurgieron y organizaron manifestaciones bulliciosas por las
calles de Lima, se fueron en grupo al Senado y no se retiraron del local sino
cuando hubieron obtenido la promesa de que no pasaría la ley. En Cuba
ofrecieron el mismo espectáculo y sus protestas, unidas a las del clero, fueron
clamorosas; pero entonces el Senado sorprende a todos porque con su voto llega
a autorizar el divorcio por “mutuo disenso” (…)
Entretanto
un periódico de importancia, El Diario, decide
en Bolivia promover una encuesta exclusivamente femenina. Y las damas de mayor
linaje se muestran decididas partidarias del divorcio, con entusiasmo y casi
unanimidad.
El
movimiento en favor del divorcio se manifiesta vigoroso y entusiasta en todas
partes, hasta en esas ciudades de abolengo, recatadas y algo austeras como
Chuquisaca.
Ante la
actitud decidida de las damas, el clero se alarma y el arzobispado lanza una
pastoral el 12 de octubre de 1926, en que lamenta
la intromisión del a mujer en el debate, la condena y trata de prevenir sus
efectos. No quiere aceptar la sinceridad de su opinión, se resiste a creer
que sea producto de la reflexión. Cree más bien que el paso dado por las damas “no ha consultado ni sus sentimientos
religiosos, ni los intereses, y sobre todo, la dignidad del sexo” y las exhorta
a volver sobre su actitud e incita a los hombre a mostrase enérgicos y
decididos contra la aprobación de una ley de segura disolución social…
Esta actitud
de la iglesia es constante e igual en todos los sitios porque la Iglesia
concibe como ideal la unión indefinida; pero no tiene en cuenta la diversidad
de temperamentos, gustos, preferencias que a veces luchan dentro del matrimonio
y convierten la vida del hogar en una triste pelea de todos los días. (…)
El proyecto
fue manipulado en la Cámara en ese conocido juego de las comisiones; mas hubo
de ser discutido y votado al fin ante la presión de un memorial suscrito por
todas las muchachas de la universidad, secundadas por el Ateneo Femenino,
animado y dirigido por una mujer moza, bella, culta y de espíritu delicado
María Luisa Bustamante de Urioste, quien convoca en 1929 la primera Convención
de mujeres bolivianas en inscribe como punto principal la conquista “no solo de
ideales sino de realidades para la mujer”…
¿Por qué hemos retrocedido en lugar de
avanzar? ¿Por qué no se conquistaron esas
realidades en lugar de ideales para la mujer? Bertrand Russell, escribe [pienso
que] acertadamente que, por mucho que la educación para hombres sea
embrutecedora y busque reducir los espíritus curiosos e inteligentes a la
monotonía y la repetición sin sentido de ideas absurdas y fantasías religiosas,
la educación para las mujeres ha sido mucho peor, particularmente en lo que
respecta al sexo, observemos por ejemplo, que hasta nuestros días, las
“revistas para mujeres” no tienen solo horóscopos [y todo tipo de “información”
inútil], sino toda clases de hechizos y superchería absurda para obtener el
amor y la abundancia ¿Por qué esos contenidos son considerados “para mujeres”?.
Alcides Arguedas escribe que: las mujeres a
poco de ser liberadas, de su rol de tejedoras que esperaban a quien las
corteje, junto a su madre, desde la seguridad del balcón y un saloncito especial para tal fin; gracias
en parte a la guerra del Chaco, una vez educadas y con trabajos que les
permitían desenvolverse igual que los
hombres o incluso en posiciones superiores, habían terminado por entregarse
a la frivolidad y el chismorreo, el flirt había descendido a las calles, las
mujeres perseguían a los hombres con total desfachatez. ¿Habrá tenido algo
que ver -en las recatadas observaciones de Arguedas- su europea educación, que
lo obligaba a ver seres inferiores por doquier? Casualmente cada intelectual de
cada país involucrado en la guerra pensaba que las personas [los hombres] de su
país eran la “raza superior”, y debían multiplicarse para hacer un ejército
gigantesco, en muchos casos, los anticonceptivos fueron prohibidos, la
sobrepoblación no era problema, porque se esperaba que de un momento a otro, un
enorme número de personas muriera en la guerra. Arguedas contrariamente pensaba
que su pueblo estaba condenado al retraso, pues la raza de los indios a pesar
de sus fortalezas, simplemente era inferior [aunque por suerte no se había mezclado con la de los negros –op. cit. pg. 247-].
¿Habrá deseado el escritor una especie de sociedad utópica, dónde solo se
reproducen ciertas personas de la llamada “raza superior” [de la raza blanca],
que luego conducen [de forma casi inevitable] a la superación/progreso del
“pueblo”? ¿Quizás incluso a dominar otros pueblos inferiores? En todo caso no
sería culpa suya, toda Europa [prácticamente todo el mundo] pensaba de ese
modo: Las ideas de Charles Darwin habían sido hábilmente manipuladas, hasta
generar un mal llamado darwinismo social en que los países ricos, las “razas
superiores”, explotan, como si fuera mandato de la naturaleza, a los países
pobres y sus “razas inferiores”, por siglos la cantidad de melanina que segrega
nuestra piel fue la base para realizar todo tipo de abusos. Las leyes que rigen
nuestras vidas, deberían servirnos para cuidarnos de nosotros mismos, de [estos]
nuestros instintos primitivos, de los deseos de dominar a la mujer, a los
pueblos más pobres, o a las personas más débiles que “nosotros”; la fuerza de la razón es la que podría, debería
protegernos.
Resulta obvio, que si ha habido adelantos en
cuanto a los derechos de las mujeres, no ha sido nunca gracias a la religión,
sino a pesar de la continua interferencia de la misma, las
consecuencias de interferir con la libertad de las mujeres son peores de lo que
parecen a simple vista. Los niños y niñas de Bolivia para tener una buena
educación, y acceso a la salud necesitan dinero, es decir padres que trabajen
todo el día, de no tenerlos o si éstos los abandonan o se dedican al alcohol
[entre otras causas], ellos mismos son los que deben trabajar todo el día para
poder subsistir. La falacia de Beethoven
es ilustrativa: “Si Ud. conociera una mujer pobre, embarazada, y supiera que de
6 hijos que tendrá 4 morirán, en la más abyecta pobreza, quizás por hambre y
enfermedades. ¿Ud. le sugeriría abortar?” al responder que “Si”, la persona que
cuenta la historia anuncia que “ha condenado a muerte a Beethoven”, sin embargo
puede decirse lo mismo de Evo Morales o Adolfo Hitler.
El aborto ilegal obliga a las mujeres pobres
de Bolivia a reproducirse casi obligatoriamente cada vez que tienen sexo, el
hambre se multiplica los panes no [y dado que “el hijo hombre”, es anhelado en
el campo se busca de algún modo la
multiplicación de los penes] Una de estas mujeres pobres fue la madre del
dictadorzuelo Evo Morales, de su “lucha por sobrevivir” [de Evo, no de su
madre], se han hecho un par de películas, narra [el supuesto presidente indio]
su pobre niñez, donde ya soñaba con ser presidente. Detengámonos a pensar un
poco en lo que debemos hacer los monos africanos para sobrevivir. “El vivo vive
del zonzo” dice el refrán, nunca más cierto que en Bolivia, hay gente muy trabajadora
y el resto termina metido en la política.
La estrategia de Morales de usar el aparato
judicial para perseguir a sus posibles adversarios hacerse publicidad como
luchador contra la corrupción, el narcotráfico y la delincuencia, no es nueva;
en el reino animal el mono que quiera ser el líder del grupo, generalmente
golpea brutalmente a su adversario y parte de su publicidad es exhibir su pene
erecto [nosotros mostramos el dedo medio, la grosería más famosa en inglés es
“fuck you” presuponiendo el “I” por delante]. Este comportamiento del
dictadorzuelo. Metiendo rodillazos a quien tenga el atrevimiento de jugar
fútbol mejor que él. Es un excelente ejemplo de lo primitivo del Estado
Plurinacional Boliviano. Para sobrevivir en Bolivia, en las calles, en el
campo, ¿Qué tendrán que aprender los niños? ¿A qué se ven obligados los niños
pobres en su “lucha por sobrevivir”? Se supone que el Estado busca salvarles la
vida prohibiendo el aborto, pero los deja morir de hambre y enfermedades
evitables apenas nacen.
De ahí proviene el dictadorzuelo, no se
cansaba de repetir de su humilde origen cuando le convenía tal propaganda. La
pobreza más abyecta tratando de sobrevivir, no es culpa suya gastar todo el
erario público en milicos, publicidad y lujos personales, quizás cualquiera en
sus zapatos actuaría así. Pero es nuestro deber luchar para que la [supuesta]
riqueza no lo beneficie solo [o principalmente] a él. Las cifras millonarias
que presenta[ba] continuamente el gobierno, divididas entre 10 millones de
bolivianas y bolivianos, eso es lo que cualquiera entiende por socialismo.
¿Cómo crecerían los niños y niñas, en un lugar donde hay [seguro] pan, techo y
trabajo? ¿Desarrollarían las “virtudes” que han llevado a Morales al Palacio?
¿O serían gente realmente valiosa? Un experimento que valdría la pena intentar.